Me gustan mucho los book tag y aunque no quiero saturar mi blog de este tipo de entradas, cuando vi esta de Barco de Libros no pude resistirme.
Además, es lunes. Algo tendrá que animar las mañanas de lunes.
Además, es lunes. Algo tendrá que animar las mañanas de lunes.
¡¡ Book tag corporal !!
— Ojos: un libro que te enamoró a simple vista.
Ondina, de Benjamin Lacombe. Vi de refilón la portada en una librería, pegué mi naricilla al cristal y me di cuenta de que me había encontrado con algo que tenía que ser mío. En general todos los libros ilustrados de Lacombe me parecen preciosos y los compraría todos, pero es que el cuento de ondina, además, era uno de mis favoritos de pequeña.
Fue un match en toda regla.
— Boca: un libro del que habla todo el mundo.
Los Ángeles de Hielo.
No lo he leído aún pero no dejo de verlo en blogs, en twitter, en las librerías, de boca de amigos que me lo recomiendan, ... Le tengo muchas ganas.
— Pulmones: un libro vital para tu vida.
Vital, vital no creo que haya ninguno como no sea uno de primeros auxilios (?) pero el que me llevaría a una isla desierta sin dudarlo es Crónicas del Asesino de Reyes, es decir, El Nombre del Viento (y continuación/continuaciones, aunque de aquí a que salga Las Puertas de Piedra yo habré tenido nietos y quizás bisnietos).
— Estómago: un libro que devoraste rápidamente.
No es especialmente largo pero lo leí en poquísimo tiempo, en un solo día. No podía separarme de Medio Rey ni para dormir.
La historia y los personajes me atrapó como hacía mucho tiempo que no me pasaba con una lectura.
— Hígado: un libro muy gordo.
Cualquiera de los dos publicados de El Archivo de las Tormentas, de Brandon Sanderson, los dos con más de mil páginas y los dos geniales.
1. El camino de los Reyes.
2. Palabras radiantes.
— Apéndice: un libro que ni te gustó ni te disgustó.
Inferno, de Dan Brown.
Me dejó indiferente. Fue un verano donde todo el mundo no dejaba de hablar sobre él y yo ya me había leído Ángeles y Demonios y El Código da Vinci y me habían gustado, pero Inferno fue una decepción.
Ni fú ni fá.
— Corazón: un libro romántico.
Bella en la Niebla, May McGoldrick.
Fue la primera novela rosa que me leí, a escondidas casi en casa de mi tía, y me pareció el colmo del romanticismo y aunque me ponía colorada como un tomate cuando las escenas subían de tono, me hizo soñar con amores de otras épocas.
Luego te das cuenta de que se basa en una figura histórica de la que sólo coge el nombre y que para hacer lo que quiso con la que llamó María de Hungría podría haberse inventado a una dama de familia noble para tener problemas /parecidos/ sin que fuera una patada a la historia, pero bueno. En su momento la disfruté.
— Cerebro: un libro realista y reflexivo.
Armas, gérmenes y acero, de Jared Diamond.
Realmente es un ensayo así que es /evidente/ que es realista y reflexivo, pero me gustó mucho la manera tan clara en la que exponía las cosas y como te desgranaba datos objetivos y académicos de manera que cualquier persona sin necesidad de una formación superior específica pudiera entender el por qué la supremacía de ciertas culturas y pueblos sobre el desarrollo de otros, aparentemente iguales.
— Cabello: un libro superficial.
Los fantasmas de invierno, de Kate Mosse.
Los dos primeros de la ¿trilogía? que también se desarrollan en el País Cátaro, en el sur de Francia fueron los primeros que me leí de la autora, coincidiendo con un viaje a Carcasona. Cogí Los fantasmas de invierno con las mismas ganas y me encontré con algo que no era lo que tenía Laberinto o Sepulcro, por ejemplo.
Los fantasmas de invierno, de Kate Mosse.
Los dos primeros de la ¿trilogía? que también se desarrollan en el País Cátaro, en el sur de Francia fueron los primeros que me leí de la autora, coincidiendo con un viaje a Carcasona. Cogí Los fantasmas de invierno con las mismas ganas y me encontré con algo que no era lo que tenía Laberinto o Sepulcro, por ejemplo.
— Uñas: un libro que cuides muuuuucho.
Tengo como oro en paño El Señor de los Ladrones, de Cornelia Funke. Me lo regalaron muy pequeña y es probablemente el libro de mi infancia y adolescencia y uno de mis favoritos de siempre, no sólo porque me siga gustando cada vez que lo leo, sino por los recuerdos de lo /mucho/ que me gustó la primera vez y cómo me emocioné con todo lo que tuviera que ver con Venecia.
Algún día iré a Venecia e iré con el libro en la maleta.
Tengo como oro en paño El Señor de los Ladrones, de Cornelia Funke. Me lo regalaron muy pequeña y es probablemente el libro de mi infancia y adolescencia y uno de mis favoritos de siempre, no sólo porque me siga gustando cada vez que lo leo, sino por los recuerdos de lo /mucho/ que me gustó la primera vez y cómo me emocioné con todo lo que tuviera que ver con Venecia.
Algún día iré a Venecia e iré con el libro en la maleta.
Además está ilustrado por la misma Cornelia y es precioso.
¡Hola¡
ResponderEliminarEncantada ^^
El de Abercrombivtengo ganasxde leerlo desde hace tiempo y los de el nombre del viento, me leí el primero y aunque me encantó al principio, luego se me hizo un poco repetitivo ;)
¡Saludos!
Ha sido el descubrimiento de este año, reencontrarme con Abecrombie.
EliminarY, ay, con el Nombre del Viento NO soy nada, nada objetiva. Sé que hay partes, sobre todo del segundo, que se me hicieron pesadas, pero de cualquier manera, m encantan.
¡Un saludo!
Hola !! Te he nominado en mi blog al realizar el booktag "7 cosas sobre libros" re dejo el enlace pof si te apetece hacerlo. http://chispiletras.blogspot.com.es/2016/04/booktag-siete-cosas-sobre-libros.html?m=1
ResponderEliminar¡¡Muchas gracias!!
EliminarCuando lo haga te pasaré el enlace.
¡un saludito!
<3
Me llama mucho Armas, gérmenes y acero, suena muy interesante. El libro de Ondina me parece precioso. Creo que no conozco la historia, así que ya tengo otra excusa para comprarlo.
ResponderEliminarLos ensayos de Diamond me gustan mucho porque además de ser educativos están escritos de manera comprensible para todos, no necesitas "ser del ramo" para comprenderlo. Y Ondina es precioso, precioso, vivo enamorada de un cuento como hacía mucho que no lo estaba.
EliminarSólo por las ilustraciones merece la pena.