Autor: Brandon Sanderson.
Sinopsis: En Roshar, un mundo de piedra y tormentas, extrañas tempestades de increíble potencia barren el rocoso territorio de tal manera que han dado forma a una nueva civilización escondida. Han pasado siglos desde la caída de las diez órdenes consagradas conocidas como los Caballeros Radiantes, pero sus espadas y armaduras aún permanecen.
En las Llanuras Quebradas se libra una guerra sin sentido. Kaladin ha sido sometido a la esclavitud, mientras diez ejércitos luchan por separado contra un solo enemigo. El comandante de uno de los otros ejércitos, el señor Dalinar, se siente fascinado por un antiguo texto llamado El camino de los reyes. Mientras tanto, al otro lado del océano, su eminente y hereje sobrina, Jasnah Kholin, forma a su discípula, la joven Shallan, quien investigará los secretos de los Caballeros Radiantes y la verdadera causa de la guerra.
Páginas: 1216.
Reseña:
Reconozco que fui un poco renuente a empezar esta saga. Primero que nada me echaba para atrás el hecho de que el autor haya dicho que está formada por diez libros. Soy muy mala esperando y además la experiencia me ha enseñado que los autores (ejem, Patrick Rothfuss, ejem) suelen dilatarse en el continuar con lo que tienen empezado mucho tiempo. Además diez libros a una media de treinta por tomo es una inversión digna de tener en cuenta.
También me escamaba un poco el hecho de que Sanderson es un autor muy prolífico y no sabía cuánto tiempo iba a invertir en avanzar El Archivo de las Tormentas, teniendo como tiene mil y un frentes abiertos. Por no hablar de que el primero se publicó -en ingles, claro- en
Pero todo eso me ha dado igual en el mismo momento en el que leí dos o tres capitulo.
Porque, jodío, cómo escribes.
De pronto estás sumergida en Roshar, un continente donde llueve cada dos por tres y las tormentas tiene una doble función: la de marcar el calendario y recargar la luz tormentosa de las esferas, que son bolitas de cristal rellenas con retales de piedras preciosas. Pero es que además las tormentas son tan virulentas que si te pillan a descubierto podrían matarte.
Y estás en Roshar. En Guerra.
Y no sabes qué está pasando.
Eso es lo único que criticaría del libro. Después de un prólogo casi de cuento en el que te presentan a guerreros armados con espadas y armaduras esquirladas que me he imaginado a caballo entre caballeros templarios y ángeles vengadores, te encuentras de sopetón con el asesinato de un rey.
Y luego todo es confuso, muy confuso y hasta que no has leído unas 50 páginas no estás plenamente enterada de la historia.
Otra pega que le veo yo es que se recrea demasiado en las peleas y las batallas, pero porque a mí me aburren. Sé de más de uno que las disfrutaría.
Pero quitando esas dos pegas, es fantástico. Todos los personajes son complejos, están bien definidos, sabes cómo reaccionarán. Sufres con Kaladin y con el Puente Cuatro, te emocionas con Shellan y su tutora, buscando entre libros antiguos y contienes el aliento con Dalinar, pensando qué pensarán de él, qué pasará con todo.
De fondo, los pashendi, el fin del mundo y la magia. La Magia.
La MAGIA de Sanderson, que es lógica y racional, que es innovadora y que tiene unas bases casi científicas.
En este caso no está en los alientos, los colores o en que una mutación te hiciera cambiar y ser parte de una ciudad de dioses.
¡Y los Spren! No entro en spoilers, pero me han escantado y recordado a ciertos personajes de
Elantris. Me dieron ternura en su punto junto y me pareció muy platónico el hecho de que sean el reflejo del Reino del Conocimiento en el Reino terrenal y que sean los pensamientos de los humanos no los que les dan forma sino los que les dan el
animus suficiente como para ser corpóreos.
Es un libro en el que pasan muchas cosas, si lo entendemos desde el punto de vista de que hacen que conozcas muy bien a los personajes, sepas de qué pie flaquean y puedas medio predecir cómo van a reaccionar.
Pese a ser introductorio, no son mil páginas de enciclopedia en la que te expliquen qué pasa en el mundo. Porque el problema principal de Sanderson (¿problema?) es que no te da nada mascadito. Te explica un poco por encima, te da las nociones básicas, pero tienes que esperar mucho hasta que sabes con seguridad qué está pasando.
Está dividido en tres partes con interludios entre ellas. Los interludios me han dejado descolocada porque muchas veces no veía la relación que tenían con la trama.
Con el paso de los capítulos se van alternando los puntos de vista. Aunque el narrador es onmisciente y en ningún momento se abandona la tercera persona, aunque se apega más a los pensamientos de un personaje haciéndolo casi narrador, sólo porque los protagonistas están separados físicamente es un recurso necesario si quieres saber qué está pasando en cada parte.
Creo que dividir así la narración es un riesgo y en este sentido a mí sí que se me han hecho pesados determinados capítulos de Kaladin y el Puente Cuatro y hasta casi el final del libro, prácticamente la última visión, no empaticé demasiado con Dalinar. Shellan, por el contrario, me sedujo desde el primer momento y es un personaje bastante redondo y sus capítulos e historia fueron los que me leía con más ganas y los que me dejaban con mejor sensación.
Y, spoilers no podía dejar de pensar que cuándo se iba a ir a las Llanuras Quebradas a encontrarse con los demás pero tuve que esperar al libro siguiente fin de spoilers.
Lo de la división de los capítulos de esa manera y que los personajes principales estén en lugares geográficamente alejados es marca de la casa, me temo, Sanderson ha organizado así todos los libros suyos que me he leído. No es una queja, porque da un conocimiento más profundo del mundo y del problema, con más puntos de vista que al final enriquecen la historia, pero es muy complicado equilibrar todos los capítulos y subtramas de manera que no sientas predilección por unas y otras te sean más indiferentes y las leas para que pasen.
Quizás eso hace que baje un poco mi valoración. Es una novela estupenda, pero El Puente Cuatro, pese a su importancia posterior, se me hizo largo, así como las batallas y la inclusión "de pronto" de todo que hace que no comprendas la importancia de los acontecimientos del primer capítulo (no ya el prólogo, que no lo entiendes hasta bien pasado la mitad del libro cuando sabes un poco más de la religión en Roshar).
Igualmente los interludios rompían la continuidad, pero estos fallos son más de ritmo que de contenido.
Puntuación:
******